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Recorrer la ruta interior de El Médano fue adentrarme en un paisaje desértico lleno de vida silenciosa, pero también de cicatrices. Como parte de Expedición Baja: Laboratorio de híbridos, caminé entre suelos áridos, matorrales y llanuras donde se concentra una alta diversidad de especies nativas y endémicas, muchas adaptadas a condiciones extremas. Sin embargo, este ecosistema enfrenta presiones constantes: la urbanización de un camino vecinal de terracería, las actividades agrícolas y ganaderas, y los incendios forestales han fragmentado el hábitat y alterado los ciclos naturales. Registré huellas tanto de la vida silvestre como de la intervención humana, pensando en cómo imaginar adaptaciones híbridas que respondan a estos entornos tensionados.

Agradecimientos especiales.

A Karina Abdusalamova, Angela Ferrari y Megan que me acompañaron en las expediciones, a Araceli Saavedra (INEGI), Iliana Muñoz, Adrian Macias, Stephannie Lozano, Rodrigo Méndez, Sara Ceccareli (CICESE), Salvador A. Velazco Espinoza (Cataviña), Mario Loya (Cañón de Guadalupe), Dr. Francisco Javier Aranda Manteca (Geólogo miembro del Consejo Nacional de Paleontología del Instituto Nacional de Antropología e Historia), Osmar Sanmigel (Km1), Ian (Caracol Museo de Ciencias) y a todos quienes me ayudaron con ideas y recomendaciones.
 

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