Recorrer la ruta interior de El Médano fue adentrarme en un paisaje desértico lleno de vida silenciosa, pero también de cicatrices. Como parte de Expedición Baja: Laboratorio de híbridos, caminé entre suelos áridos, matorrales y llanuras donde se concentra una alta diversidad de especies nativas y endémicas, muchas adaptadas a condiciones extremas. Sin embargo, este ecosistema enfrenta presiones constantes: la urbanización de un camino vecinal de terracería, las actividades agrícolas y ganaderas, y los incendios forestales han fragmentado el hábitat y alterado los ciclos naturales. Registré huellas tanto de la vida silvestre como de la intervención humana, pensando en cómo imaginar adaptaciones híbridas que respondan a estos entornos tensionados.